jueves, 31 de marzo de 2011

Ahogarse en luz

Ella, estaba allí, seguía ahí. Aunque no se encontraba ni reflejaba así misma. Rápidamente se había transformado, había mutado de protagonista de su vida… a mera espectadora del respirar de otra. Poco a poco los límites de su imagen se borraban hasta de sus propias pupilas… se advertía a sí misma; invisible, intangible.
Incrédula, de frente a los suyos, se sumergía en las cuencas de sus amados ojos, buceando en ellos de un extremo a otro… tratando de encontrarse, como antes, como hace poco; diluyéndose… con cada brazada. Naufragaba a la deriva en mares y océanos donde aun ondeaba con infinita ternura su antiguo estandarte.
Con el alma rota, sin llorar, trato de convertirse en copia de la otra, de la que ahora reinaba en su otrora océano particular… tan exclusivo; la que nadaba y se reflejaba a placer en sus diferentes espejos privados, tan familiares. Esfuerzo inútil… que solo catapultó e hizo más evidente su inesperada pérdida; agigantando ante su propio ser su dolorosa degradación e infra existencia. Desde ese entonces no toleraba los segundos planos, las segundadas partes, los segundos frentes… siguió adelante, consciente de su inamovible y arraigado anonimato ahogándose en su propia luz.

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