jueves, 11 de febrero de 2010

Compulsión suicida




Huy… no sé qué me pasa… creo estar poseída.
Desde que llegué a este ajeno sitio, una nueva fiebre me inspira;
Mis manos siguen con torpeza los mandatos apremiantes de mi mente
Y hasta cuando duermo, éstas no se sacian de cocer muñecas.
Inconscientemente, durante la noche; he roto el candado que coloque en la puerta del cuarto de costura para obligarme a descansar.
No me reconozco; la costura nunca fue mi pasión.
Solo recuerdo a la maestra de manualidades atándome con su espeluznante mirada a la silla del salón de bordado...
Tarea que Nunca me interesó… que Nunca culminé.
Ahora estoy asustada.
No sé qué espíritu malvado me obliga a crear miles de las de trapo, ni con qué finalidad.
Solo sé que amo sus expresiones cándidas, que estén reduciendo mi movilidad en mi propia habitación y lloró, pues, por cada par de piernas que coso, las mías desaparecen un poco.

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